lunes, 12 de julio de 2010

Mi Generación


Poco, muy poco o nada se espera de los jóvenes en la sociedad presente. Estamos "estigmatizados" con una pobre definición de la psicología moderna que nos ha rotulado como "adolecentes" de todo. Como adolecemos, entonces no sabemos para donde vamos, ni que queremos de la vida y por lo tanto la sociedad de consumo nos vende una vida libertina donde cada quien hace y deshace a su antojo, donde te debes guiar por lo que "quieres" por "como te sientes" y "just do it" y los reflejos devastadores de tales parámetros y expectativas se ven por todas partes en jóvenes inmaduros, rebeldes y desadaptados.
Pero ese no es el cuadro de los jóvenes que pinta las Escrituras, ni tampoco refleja en manera alguna el carácter de Cristo ni el plan de Dios para los jóvenes. El apóstol Pablo le dice a Timoteo, un joven como tú y como yo, que "Ninguno tenga en poco tu juventud
(bajas expectativas), más sé ejemplo (¿un "adolescente" ejemplo en qué?) A los fieles en palabra, en conversación (estilo de vida), en caridad, en espíritu, en fe, en limpieza." Humm, no parece ser una descripción exacta de los jóvenes de hoy día, pero ciertamente es la descripción de los jóvenes según Dios y Su plan.
¡Las Escrituras están llenas de principio a fin, de grandes hombre y mujeres de Dios que fueron llamados desde su juventud y aun muchos desde su niñez, para seguir y obedecer a Dios! La historia de Ester no sería la misma, si ella hubiera sido una joven "típica" o "común" en un mundo caído, que no sabe lo que quiere ni a donde va y que sólo hace lo que "siente"... ¡¿Te imaginas como terminaría esa historia si Ester se hubiera apoyado en su "adolescencia"...si hubiera tomado su juventud con inmadurez y ligereza?! ¿Y qué me dices de Samuel, o del rey David, o de Jonathan, o de Esteban??

Esteban. Me encanta su breve paso por las Escrituras, me encanta que no se sabe nada de él hasta el breve momento en que se cita su testimonio y muerte en un corto capitulo de los Hechos. Y sin embrago, Esteban, muriendo a tan temprana edad, vivió una vida que no correspondía con los hombres de su edad, el testimonio de los últimos momentos antes de su muerte, se asemeja y sobrepasa por mucho al de muchos hombres maduros en edad y en conocimiento de Dios. Esteban vio a Dios, y al Hijo sentado a Su diestra, y no se preocupó ni por un instante en lo que fueran a pensar de él los que le veían tan absorto y maravillado con la gloria de Dios. A él no le importaba que le llamaran “fanático”, (como a muchos de los jóvenes "cristianos" les preocupa ser llamados hoy). La Biblia habla de Esteban como un "varón lleno de fe y del Espíritu Santo" y que "hacia prodigios y milagros grandes en el pueblo". Esteban era un joven que había entendido que su juventud no era causa de vergüenza ni de incertidumbre, sino que se había vestido con la armadura de Dios y sabia que su llamado era como soldado de Cristo, tuviera 20, 30, 50 o 70 años de edad.
Lo que quiero decir aquí, es que Dios no se limita como nosotros con edades y estatus sociales.
Dios usa a cualquiera, cualquiera que éste dispuesto a ser usado por El y que tenga un corazón sencillo que se deje moldear por El. ¡Qué importa lo que dice este mundo! ¡Qué importa lo que digan los demás de ti! Esta cultura moderna no espera nada de nosotros en esta edad, solo espera que mediante "embarradas" y "metidas de pata" seamos "hombres y mujeres del mañana". No me mal entiendas, yo también creo que mediante el ensayo y error se madura. Pero una cosa es errar por insensatez y rebeldía y otra muy distinta es errar cuando se quiere caminar en rectitud y santidad con el Señor.

APUNTANDO AL BLANCO
Es como cuando teniendo arco y flecha en mano apuntamos al blanco indicado, -en este caso, como cristianos, ese blanco debe ser la Vida de Cristo, ser conformados a Su imagen-, esa es nuestra meta, ese es nuestro blanco, no ningún otro. Y mirando hacia ese blanco, probamos disparar y fallamos. No dimos en el blanco, pero queríamos, y nuestra mirada estaba puesta en El. Ese es el verdadero ensayo y error que identifica la vida de un cristiano, sea niño, joven o viejo. Pero en este mundo se espera que como jóvenes cambiemos de parecer cada cierto tiempo, entonces se nos ofrecen innumerables opciones de donde escoger, todo tipo de entretenimientos, todo tipo de distracciones, tenemos frente a nosotros un examen de opciones múltiples, donde cualquiera que escojamos estará bien por el momento y cuando ya nos aburramos o nos sintamos "insatisfechos" entonces somos "libres" de marcar otra casilla, ¡y sea lo que sea que escojamos, nuestra nota siempre será A!
Y nos volvemos tiradores con múltiples blancos en frente, perdemos de vista a Cristo y comenzamos a disparar a otros blancos... y si somos cristianos, es ahí donde pecamos, de nuevo, seamos niños, jóvenes o viejos.
Es igual para todos.
Y como no hay un evangelio para cada edad, tampoco hay un estilo de vida distinto para cada uno. Es cierto que en la niñez la inocencia y el conocer priman y son esperados pero; ¿acaso debemos perder estas características con el pasar de los años? Yo creo que no. La inocencia es algo muy distinto a la ingenuidad, ser ingenuo es permanecer ignorante al mal que acecha y está alrededor. Pero ser inocente es permanecer libre de ese mal en nuestras vidas. ¿Notas la diferencia?
Pablo nos dice en 1 Cor. 14:20 que "no seáis niños en el sentido, sino sed niños en la malicia; pero perfectos en el sentido". ¿Que nos quiere decir con esto? ¿Que seamos llevados de aquí para allá en nuestro modo de pensar? ¿Que seamos ingenuos y vulnerables? No, pienso que está muy claro que Dios quiere que seamos como niños inocentes ante el pecado, la malicia, la concupiscencia que brota del corazón, pero que andemos sabiamente, rectamente, ordenadamente y que así mismo pensemos.


No hay comentarios:

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails