sábado, 31 de julio de 2010

Consuelo para el Cristiano

Por: James Smith
Traducción de: Karen Villarreal


"¡Vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas!"
Mateo 6:32

El Señor Jesús, como el gran maestro, está instruyendo a sus discípulos en la doctrina de la divina providencia, y enseñándoles a ejercitar la fe en Dios. Él les dice que Dios alimenta a los cuervos, y viste a los lirios—y por lo tanto, Él no descuidará, o rechazará alimentar y vestir sus hijos redimidos.

Él hará que ellos actúen como Sus hijos. Hijos que ven al Altísimo Dios como su Padre. Hijos que dependen absolutamente de Él. Hijos que le buscan a Él para todo; y que esperan que Él les supla todo. Esta es nuestra posición. Este es nuestro privilegio. Si, este es nuestro deber. La ‘Preocupación’ nunca se ajusta al hijo de Dios. La ansiedad es nociva para nosotros. La ansiedad deshonra a nuestro Padre celestial. Él conoce nuestras circunstancias. Él no olvidará su relación con nosotros. No es posible que nos dé una razón para quejarnos de Él, ni reflejará una mala imagen sobre Si Mismo. Por unos momentos miremos a la:

La RELACIÓN:

Dios es nuestro PADRE. Él nos ha adoptado por su gracia. Éramos huérfanos por naturaleza, en lo que a una relación espiritual se refiere. O, para ser más precisos –si teníamos un padre – ¡era el diablo! Jesús dijo, “¡Vosotros sois de vuestro padre—el Diablo!” Juan 8:44. Estábamos en una condición abatida y terrible.

Pero en Su infinita misericordia, para la gloria de Su propia gracia gratuita –Dios nos adoptó, nos colocó en medio de sus hijos, ¡y así cambió ambos, nuestro estado y condición! Él nos regeneró por su Espíritu Santo, y así nos dio una nueva naturaleza; para que tengamos no solo un nuevo nombre y lugar entre sus hijos –sino para que poseyéramos su naturaleza también. Vida fue impartida a nuestras almas. Luz fue derramada en nuestros entendimientos. Deseos por Dios brotaron dentro nuestro. Convicción de pecado nos traspasó.

Demandas de la ley una vez nos aterraron. Temores del infierno una vez nos acosaron. Satanás una vez nos acosó y angustió. Pero al fin Jesús fue revelado a nosotros. El trono de la gracia fue develado ante nosotros. Nos acercamos al propiciatorio. Rogamos por perdón. Cosechamos reconciliación. Fuimos acercados a la Divina Majestad. Dios fue revelado en Jesús. El Espíritu de adopción tomó posesión de nuestras almas. Clamamos, “¡Abba Padre!” Fuimos reconocidos como hijos de Dios. El amor de Dios fue derramado ampliamente en nuestros corazones. La paz de Dios tomó posesión de nuestras conciencias. Sentimos que habíamos pasado de muerte a vida. Creímos el amor que Dios tenia por nosotros. Fuimos persuadidos internamente de que Él era, de hecho, nuestro Padre. Fuimos felices. Sentimos que todo estaba bien con nosotros.

Si esta experiencia siempre siguió con nosotros –luego duda, temor, o ansiedad jamás podrían preocuparnos o angustiarnos. ¡Sino que un cambio vino a nosotros!

El mundo nos influenció.
Satanás nos engañó.
Nuestros propios corazones eran falsos y débiles.

Sin embargo la relación permaneció. ¡Todavía tenemos un Padre a quien le importamos! Y como el cielo está muy por encima de la tierra, así mismo la relación de Dios excede toda relación humana. Tener a Dios por nuestro Padre – ¡es la cúspide de la bienaventuranza, es el privilegio coronador!

Nada puede exceder esto, pues su amor es infinito, y abraza a todos Sus hijos. Su amor no puede cambiar, pues eso implicaría un cambio en su naturaleza. Pero El dice, “¡Yo soy el SEÑOR –Yo no cambio!” Todo fuera de la Divina naturaleza cambiará. Pero el SEÑOR mismo ama su pueblo –y como Su naturaleza no puede cambiar –tampoco lo hace su amor.

Sus recursos son ilimitados –y El suple a todos sus hijos. Ellos nunca son enviados a otro cuartel por suplementos –sino que siempre son ordenados para venir a su Padre por todo lo que necesitan. “Del SEÑOR es la Tierra y su plenitud.” “Los cielos son los cielos del –SEÑOR.”

Su compasión es exquisita, y él simpatiza con todos sus hijos. “Como el padre se compadece de los hijos –Se compadece el SEÑOR de los que le temen. Porque él conoce nuestra condición; Se acuerda de que somos polvo.”

Su conocimiento es perfecto, por lo tanto él está familiarizado con todos ellos. “Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.” Él sabe exactamente donde esta cada quien –y sabe cada uno de sus anhelos, males y deseos. “Porque los ojos del SEÑOR contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él.”

Su poder es omnipotente –y los protege a todos. Él dice, ¡Nadie los arrebatará de mi mano! ¡Yo soy tu Dios que te esfuerzo! siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.”

Su naturaleza es incomparable –y su pacto es seguro; por lo tanto Él estará con nosotros, y obrará por nosotros – ¡todo eso Él nos ha prometido!

La historia de las Escrituras despliega el amor de Dios también, y el método con el que él lidia con Sus hijos. Él es “¡el mismo ayer, hoy –y por siempre!”

¡Qué misericordia –tener un Padre –y tal Padre!

¡Qué asombrosa bendición –tener a Dios por nuestro Padre en un mundo como este, en tiempos como estos!

¡Qué Consuelo –alzar los ojos al Alto y Sublime que habita la eternidad –y regocijarnos en que Él tiene el corazón de un Padre –y que Su corazón late con amor indecible para mí!

¡Qué aliento –ser capaces en medio de las pruebas, problemas, tentaciones, perdidas, cruces, decepciones, y vejaciones –mirar hacia mi Padre celestial y decir, “Clamaré al Dios Altísimo, Al Dios que me favorece!”

Déjame entonces considerar,

La CONSOLACIÓN con la que el Salvador trata a sus hijos:

"¡Vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas!” Él nos creó para que dependiéramos de Él. Él nunca quiso que nosotros fuéramos auto-suficientes o independientes. Él nos puso donde fuéramos dependientes de Él.

El hombre tiene necesidades – ¡y necesita mucho!
¡Pero el hombre como pecador tiene que tener muchas necesidades!

Dios nos creó como hombres – ¡y él permitió que nos hiciéramos pecadores! Y luego (¡Oh, maravillosa gracia!) ¡Él nos tomó, adoptó, y nos hizo sus hijos! Ser dependientes de él, es por consiguiente, natural. Necesitar las muchas cosas que necesitamos –prueba que somos pecaminosos. Ser puestos en circunstancias donde todas nuestras necesidades son suplidas –es sobrenatural. El pecado cría ansiedad, y nuestro clemente Padre celestial nos ofrece que echemos todas nuestras cargas sobre Él, asegurándonos que Él se preocupa por nosotros.

¡Su OJO está siempre sobre nosotros! Su ojo es Paternal, que siempre está presto, y siempre afecta su corazón. Él ha fijado sus ojos sobre nosotros para bien. Su ojo está siempre sobre nosotros –fijado inmediatamente en nosotros.

Su OÍDO capta cada suspiro, cada gemido, ¡nuestro deseo! Siempre está abierto a nuestro llanto. Él nos escucha –como uno que esta tierna y profundamente interesado en nosotros. Él conoce cada una de nuestras necesidades – ¡y él tiene la intensión de suplirnos!

Nuestro Padre celestial ha determinado por siempre –que ninguno de sus hijos carecerá de ningún bien –y que él no les retendrá ningún bien.

“No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. “Mateo 6:31-32

Nuestro Padre celestial tratará nuestra fe. A menudo él dice en sus tratos con nosotros, “¿Puedes confiar en mí? ¿Puedes dejar este asunto en mis manos? ¿Me puedes dar tiempo? ¿Confías en que yo trataré con bondad, veracidad, y constancia contigo?”

Nuestro padre Celestial hará que oremos. ¡El ama escucharnos! Y cuando a nosotros nuestras oraciones suenan como un confuso parloteo –ellas son claras y agradables a Él.

Él, al dejarnos esperando –enaltecerá el valor de la bendición. Aquello que se obtiene fácilmente –es a menudo poco valorado. Pero aquello que nos cuesta gemidos, suspiros, oraciones, lágrimas, y esfuerzo –es mucho más valioso. Por lo tanto es –que nos mantiene esperando, vigilando, y clamando por la bendición. Dios no está reacio a otorgar –pero él nos enseñará a valorar y apreciar sus dones.

Dios desplegará su sabiduría –promoviendo el eterno bienestar de Sus hijos. Los caminos de Dios no son nuestros caminos. Siempre son profundamente sabios; y su sabiduría en el final se mantiene insigne y gloriosa en sus tratos paternales con todos sus hijos.

Amado, si Dios es nuestro Padre –él nos castigará.

¡Lo necesitamos!

¡Lo merecemos!

¡Debemos vivirlo! “¿Qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?” Hebreos 12:7

Él nunca ha tenido un solo hijo al que no haya castigado, porque nunca ha tenido un hijo, que no merecía el castigo.

Pero él mezclará misericordia con cada aflicción. Como el azúcar que en nuestro te –permanece a veces en el fondo, ¡y necesita ser agitada!

Pero siempre hay misericordia ahí. Una copa de ira sin mezclar fue puesta en las manos de Jesús --¡para que tal copa no sea puesta jamás en nuestras manos!

¡Hay dulzura en la copa más amarga que nuestro Padre nos da! ¡Busquemos pues el azúcar –mientras sorbemos la porción amarga!

Él tomará el significado de nuestras oraciones –si, de nuestros gemidos, suspiros y lagrimas! “Mis huidas tú has contado; Pon mis lágrimas en tu redoma; ¿No están ellas en tu libro?” Salmo 56:8. ¿Quién entiende a un hijo –como su padre? Especialmente el padre que está siempre con él. Nuestro Padre celestial nos entiende –no tiene necesidad de un intérprete. El nunca nos pide que nos acerquemos a Él –mediante un sacerdote humano, o un santo, o la Virgen María. El dice, “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia.” “Ven sólo. ¡Ven cuando lo desees! Ven por todo lo que necesitas. Siempre te entenderé. Seguramente te escucharé. ¡Ciertamente te bendeciré!”

Jesús está siempre ante su Padre por nosotros –vive siempre hacienda intercesión por su pueblo. Jesús es el medio a través del cual nuestro Padre nos mira, nos ama, y conversa con nosotros. No tenemos necesidad de ningún otro. Mancilla el amor del Padre, y la suficiencia de nuestro Salvador emplear otro mediador. Renunciemos a todo sacerdote menos a Cristo Jesús. Rehusémonos a ir a Dios a través de otro mediador que no sea Jesús. Regocijemos en que nuestro Padre lee nuestros corazones, entiende nuestro lenguaje, y concederá nuestras peticiones –siempre que sean consistentes, con su gloria y nuestro bien. Él prevendrá a Satanás de que prevalezca en nuestra contra. ¡Nuestro Padre celestial nunca permitirá que ese león rugiente devore a alguno de sus hijos! ¡Esa serpiente antigua nunca destruirá uno que tiene su nombre en el registro de la familia de Dios!

Si Dios es nuestro Padre, debemos depender en su providencia. Es particular y minuciosa. Nombra los cabellos de nuestra cabeza. Sobreentiende todas nuestras preocupaciones.

Si Dios es nuestro Padre, debemos someternos pacientemente a toda su voluntad. Su voluntad es amor. Lo que Él haga, o permita que sea hecho –Él lo usará para nuestro bien. En la prueba más grande, bajo aflicciones sobrecogedoras, Él dice, “Estad quietos –y conoced que yo soy Dios.” Descansemos pues a Sus pies –cuando no se nos permita poner nuestra cabeza en su seno. Estemos callados delante de Él –cuando no podamos ver el resultado de sus dispensaciones, o su bondad en permitirlas.

Si Dios es nuestro Padre, debemos gozosamente obedecer sus mandamientos. Su apóstol nos aseguró que, “sus mandamientos no son gravosos.” Ellos podrán interferir nuestras inclinaciones. Podrán ser contrarios a nuestros caprichos, deseos, u opiniones preconcebidas; pero si nuestros corazones están bien, no serán gravosos. El solo hecho de ellos fluyan del amor de un Padre, y sean respaldados por la autoridad de un Padre – ¡debe ser suficiente para hacer que gozosamente los obedezcamos!

Si Dios es nuestro Padre, debemos pacientemente permanecer en nuestras pruebas, cargar nuestra cruz, y demostrar con nuestra conducta –que estimamos indecible misericordia tener un Padre –y tal Padre. Un Padre, que conoce nuestras necesidades, y provee para ellas, y en su propio tiempo las suplirá. Un Padre, que conoce nuestros deseos, y, tanto cómo Su gloria los permita, los satisfará. Un Padre que nos ama, nunca nos dejará –sino que cuida constantemente de nosotros. Un Padre, que desea que seamos libres de toda preocupación, que echemos todas nuestras cargas sobre él, que dejemos nuestros problemas a Él, y le confiemos con todo lo que estimamos de valor por el tiempo y la eternidad.

Oh, pecador perdido --¡no tienes tal Padre! ¡Eres ahora un pobre huérfano sin amigos! Pero la puerta de la misericordia está abierta. El trono de la gracia es accesible. Dios aun admite a los pecadores a su presencia, y coloca penitentes sinceros entre sus hijos.

Oh, ¡apóstata! Has dejado la casa de tu Padre, has blasfemado el nombre de tu Padre, has contristado el corazón de tu Padre. Fuiste feliz una vez –pero eres infeliz ahora. Tu Padre está llamándote para regreses. Él espera ser afable contigo. Él te recibirá clementemente, te amará gratuitamente. Vuelve al trono de tu Padre, confiesa tu pecado, suplica por perdón, apela a la misericordia –y pronto, muy pronto, ¡te estarás regocijando en el amor inconmovible del Padre!



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viernes, 30 de julio de 2010

Reflexiones: ¡El Gran Perdedor!


Por: (James Smith, "El Lado Seguro")
Traducción de: Karen Villarreal

Usualmente existen dos lados:
Uno peligroso--el otro seguro;
El uno es incierto--y el otro es inequívoco.

Es siempre el más sabio--¡quien es encontrado en el lado seguro!

Miremos al incrédulo:

Él niega que la Biblia sea el Libro de Dios.
Camina en su propia razón.
Gratifica sus sentidos y lujurias.
Vive en pecado.
No tiene Salvador.
No tiene verdadera esperanza.
Si la Biblia es falsa--entonces está a salvo; PERO
Si la Biblia es verdadera--¡entonces está condenado para siempre!

¡Ciertamente él no está en el lugar seguro!

Hay muchas cosas en la Biblia que a él no le gustan.
Está prejuiciado contra ella.
Nunca le profetiza bien concerniente a si mismo--sino siempre mal.
Le requiere a él que cambie su presente curso de pecado--pero él lo ama.
Él ama el pecado--y la Biblia lo condena.
Él gratifica las lujurias de la carne--y la Biblia le manda a mortificarlas.

En una palabra, existe tanta oposición entre la Biblia y él mismo--como entre la luz y las tinieblas, la santidad y el pecado, la verdad y el error. ¡Por lo tanto él la odia!

En el mejor de los casos, con él todo es incierto, insatisfactorio, y denigrante.


¡Ciertamente no está en el lado seguro!



Ahora mira al verdadero Cristiano:

Él cree que la Biblia viene de Dios. La ha examinado. Tiene evidencia de su inspiración en su propio corazón. Él cree en ella profundamente.
Él sabe que lo que la Biblia dice de él mismo como pecador--es cierto.
Lo que dice de Jesús como Salvador--él ha comprobado ser un hecho.
Como culpable--él ha aplicado a Dios para recibir perdón, y lo ha obtenido.
Como impuro--él ha buscado la operación limpiadora del Espíritu Santo, y la ha experimentado.
Su culpa se ha ido--por lo tanto no tiene ningún temor servil.
Su alma es justificada--por lo tanto tiene paz con Dios.
Él aprueba los preceptos inspirados--y ordena su vida por ellos.
Él entrega sus cargas a Dios--y es sostenido en medio de ellas.
Él sabe que Dios es su amigo, su Padre, y su Porción eterna.
Él es pacífico.
A menudo es feliz.
Para él la muerte no tiene aguijón--y la eternidad no tiene terror.
Conoce a Jesús como su Salvador--y confía en Él.
Conoce a Dios como su Padre--y camina con Él.
Conoce al Espíritu Santo como su Maestro consolador--y le escucha a Él.

Él es, quizás, mas probado que el incrédulo--pero él tiene apoyo, consolaciones, y placeres--de los que el incrédulo no tiene conocimiento alguno.
Él vive para bendecir a otros, honrar a Dios, y prepararse para una gloriosa inmortalidad.

¡Él no cambiaría su peor día--por el mejor día del incrédulo!

¡Él está en el lado seguro!

Si el incrédulo estuviera en lo cierto--entonces el cristiano no es un perdedor.

Pero si el Cristiano está en lo correcto--y lo está--entonces el incrédulo es el gran perdedor--¡un perdedor infinito!

Escucha, ¿de qué lado está ? Sólo hay un lado seguro.

No hay seguridad para un pecador ahora--¡sino en la Cruz!

No habrá seguridad en la muerte y el juicio--¡sino en Cristo!

Aquel que está en el lado seguro ahora--¡estará en el lado seguro para entonces!
¡No habrá lados intercambiables entonces!

"Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.

Entonces el Rey dirá a los de su derecha: 'Venid, benditos de mi Padre-- heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo' (El lado seguro).

Entonces dirá también a los de la izquierda: '¡Apartaos de mí, malditos-- al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles!' (El lado peligroso)

E irán éstos al castigo eterno--y los justos a la vida eterna!" Mateo 25:31-46

~ ~ ~ ~ ~

miércoles, 28 de julio de 2010

Reflexiones: Ser y No Ser


Por: Roy Lessin
Traducción de: Karen Villarreal Z

Jesús sabía que aquellos que creyeron en Él y obedecieron Su palabra enfrentarían dificultades. En el libro de Juan, Jesús dijo, "Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo." Juan 16:33

Quienes siguen a Cristo siempre han tenido que enfrentar pruebas, dificultades, y persecuciones. Cuando Jesús habló acerca de los tiempos en los que estamos viviendo Él dijo éstas cosas acerca de cómo debían permanecer nuestros corazones:

Estad firmes
Sed vigilantes
Sed pacíficos
Permaneced en oración
Sed sobrios
Estad listos

Él también nos dijo cómo no debíamos actuar:

No estéis temerosos
No eséis atribulados
No dejéis que vuestro corazón se llene de preocupaciones
No estéis dormidos espiritualmente

Dios quiere que vivamos como personas de fe. Debemos ser un pueblo que vive en medio del temor, pero que tiene paz; que vive en medio del dolor, pero tiene gozo; que vive en medio de los problemas, pero tiene consuelo; que vive en medio de incertidumbre, pero tiene esperanza.

La gente de fe no son las personas que han encontrado la manera de evadir incertidumbres o escapar de los problemas. Son personas que han aprendido a vivir en éste mundo, pero no a ser parte de él; son personas que han aprendido a enfrentar las dificultades y a superarlas; son personas que han aprendido a enfrentar tribulaciones y a caminar a través de ellas.

La gente de fe no son personas que han puesto su fe en su fe, sino personas que han puesto su fe en la fidelidad de Dios. Dios es su escudo, su refugio, su torre fuerte, y su defensor. Ellos confían en el carácter de Dios, su confianza está en los caminos de Dios, y sus esperanzas están en las promesas de Dios.

© Roy Lessin
http://roy.dayspring.com/

domingo, 25 de julio de 2010

Comprometidos con la Verdad

Quier compartir contigo una serie de 5 sermones llamada "Comprometidos con la Verdad" del pastor Mexicano Chuy Olivares. Ésta serie fue publicada para bajar gratuitamente en el blog del sitio web 4CHRIST.

Durante la semana pasada y este fin de semana he estado escuchando las distintas sesiones; el pastor Olivares expone de manera sencilla y directa las verdades del Evangelio y de la Iglesia de la Biblia. Al destacar las características de la Iglesia Primitiva, y de la predicación y ministerio de Cristo, el pastor Olivares pone al descubierto las falsas enseñanzas que hoy en día son predicadas en lugar de la Palabra de Verdad en muchas 'iglesias' y púlpitos.

Vale la pena que descargues la serie completa, puedes escuchar una diaria mientras escudriñas las Escrituras para ver si todas las cosas se ajustan a la enseñanza Bíblica (Hechos 17:10-12). Es importante que examinemos TODO a la luz de la Palabra; nuestra salvación no depende de una denominación, pastor, u/o iglesia, sino de que nuestra vida este escondida con Cristo en Dios, que le conozcamos a El, y que seamos conocidos de El. Fidelidad y lealtad absolutas sólo se la debemos enteramente al SEÑOR; cuando alguno de estos lideres religiosos nos exigen lealtad pero no viven conforme a su predicación o lo que es peor aun, no predican ni viven el Evangelio, entonces NO estamos sujetos a obedecer a tales 'maestros' (Hechos 4:18,19).

Que Dios nos ayude a discernir, y si tu corazón sigue a Cristo, no tengas temor y no dudes en pedirle a Dios mismo que te revele Su Verdad, él nos prometió que seria nuestro Maestro y que nos haría entender Sus caminos, y le conoceríamos y seguiríamos; sin lugar a confusiones (Hebreos 8:10-11). Lee su Palabra a diario. Búscale en lo intimo, y ten comunión constante con Él cada instante de tu vida. ~


Para descargar la serie puedes hacer clic en la imagen de la Conferencia arriba.

Dios te bendiga :)

Karen Villarreal


sábado, 24 de julio de 2010

Oración

"Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad." 2 Cor.12:9


Para el Señor
Y no para los Hombres.
Mi corazón, oh Señor, mi Corazón es para ti.
Cada aliento, cada suspiro, cada lagrima, cada llanto,
Es para Ti,
Cada sonrisa, cada alegría, Cada sueño es para Ti.
¿A quién tengo yo en la tierra Sino a Ti? Y fuera de ella,
¿a Quien iré?
Tú eres mío, y yo soy tuya. Tú Has comprado mi corazón, y a Ti he rendido todo lo que soy.
En tus manos están todos mis Tiempos y mi suspiro
No te es oculto.
En el corazón quebrantado Sobreabunda amor,
En las piezas de mi espíritu Habita la gracia,
Tú has sido mi refugio, mi Pronto auxilio en las Tribulaciones.
A Ti clamaré mientras viva, Dios mío y Señor mío,
Tú y solo Tú eres mi herencia, La prolongación de mis días.

Cuando a mi alma mire,
Hazme ver tu luz,
Que no vea yo lo sucio que aun Estás por limpiar,
Pero que vea las grandes Cosas que Tú has hecho,
La limpieza que con
Tu sangre has obrado,
Las promesas que de tu Amor Me has entregado,
Y que no volverán a Ti vacías
Sino que harán en mi alma conforme al deseo de tu Corazón.
Cuando en valle de sombra, Incertidumbre, lágrimas y Aflicción estoy,
Tú estás conmigo,
Tú no me has desamparado, Tú no me has abandonado.
¿Cuándo Te ha faltado mi Gracia? ¿Cuando ha cesado mi Fidelidad?
De una cosa estoy segura Señor, NUNCA o Nunca Tú me Has dejado, nunca me has Desamparado.
Aunque el camino se vea Tumultuoso,
Aunque entre las densas ramas Del bosque no pueda ver el sol,
Aunque mi carne desfallezca Entre mis huesos,
Y mi alma en suspiros se Desprenda, yo confiaré en Ti, Mi Dios y mi Rey.

Cristo, tu eres mi refugio,
Cristo tu eres mi Vida,
Mi Verdad, mi Amor.
Nadie me podrá dar jamás el Amor que tú me das,
Nadie podrá ser nunca lo que Tú eres para mí.
Aunque por seguirte a Ti mis Días acaben en la soledad,
Reposada y gozosa en Ti Estaré porque
Nunca estaré sola.
En la soledad,
Pero junto a Ti;
En las sombras,
Pero bajo tus alas;
En el anonimato pero en Tu Presencia.
Cristo, mi Roca fuerte,
Cristo, mi alto refugio.
Cristo mi lugar seguro.
Cristo mi Vida.

~ De Ti

jueves, 22 de julio de 2010

Soy Eternidad– ¡Y tú estas en el borde!

Por: James Smith, en “Una Amonestación Solemne” (A Solemn Admonition, 1859)
Traducción de: Karen Villarreal Z

El otro día pasaba por un cementerio, y la inscripción en una de las lápidas golpeó mis ojos. La piedra estaba situada al lado del camino, donde todo el mundo podía verla, y fue puesta allí en memoria de un joven que murió a la edad de diecisiete años. Decía así,

“Lector, un momento,
Deténgase, y piense:
¡Que Yo soy eternidad!
¡Y usted está en el borde!”

¡En la eternidad! Un joven muchacho, de sólo diecisiete años, ¡en la eternidad!

¡En un fijo, e inmutable, estado eterno!

¡En el Cielo – o en el Infierno!

¡Salvo con una salvación perpetua – o condenado por siempre!

¡Si fue la última, qué temerosa suposición! ¡Y no obstante muchos han ido al Infierno – antes de haber alcanzado los diecisiete años de vida!

“Soy la eternidad – ¡y tu estas en el borde!” Si, aunque tú seas joven, aparentemente saludable, lleno de vida y de vigor -- ¡estás en el borde de la eternidad! Un pequeño accidente, unos pocos días de enfermedad -- ¡y estás en eternidad! ¡Que pensamiento solemne!


¿Qué será la eternidad para ti?

¿Dónde estarás en la eternidad?

¿Tus pecados han sido perdonados?

¿Estas reconciliado con Dios mediante la muerte de Su Hijo?
¿Estas santificado por el Espíritu Santo – y por ende apto para el Cielo?

Si no, recuerda que en el Infierno, no hay…

evangelio,
medios de gracia,
¡ni forma de escapar de la ira de Dios!

Una vez ahí – ¡y tu perdición ha sido fijada para siempre!

Piensa, O piensa…
¡De las espantosas
consecuencias de morir en tus pecados!
¡De caminar hacia la tumba en un estado no regenera
do!
¡De morir bajo la maldición de Dios!

“¡He aquí ahora el tiempo aceptable;
he aquí ahora el día de salud (salvación)!” 2 Corintios 6:2



¡Lector! Lo anterior fue escrito hace 150 años.

Todos los que en aquel entonces leyeron esta pequeña pieza – ¡están ahora en la eternidad!
Todos los que ahora lean esta pequeña pieza – ¡están en el borde!

“Lector, un momento,
Detente, y piensa:

¡Que Yo soy eternidad!

¡Y tú estás en el borde!”


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