martes, 21 de diciembre de 2010

El Que Tome a Mi Hijo


Había un famoso pintor que tenia un hijo. Padre e hijo a menudo pintaban juntos y eran la inspiración el uno del otro. Cuando la Primera Guerra Mundial comenzó, el hijo fue enviado a pelear en la guerra, y murió. Cuando el padre escuchó la noticia de la muerte de su hijo, quedó muy perturbado, la pena lo quebró en miles de piezas. De él quedó sólo la apariencia exterior de si mismo y pasó sus años cojeando por la vida.

Un día el padre escuchó que tocaban a la puerta y al abrir encontró a un joven soldado de pie frente a él, que en lágrimas dijo, "Señor, yo soy la razón por la cual su hijo murió."

El padre respondió, "¿Bueno, a que te refieres?"

El soldado dijo, "Yo estaba frente a un hombre armado, y mientras él halaba del gatillo su hijo se lanzó sobre mí y murió en mi lugar. Lo siento, pero quiero que usted sepa que yo estimo a su hijo sobre todas las cosas y todas las personas." Continuó, "Mire señor, siempre quise aprender a dibujar, y mientras estábamos en las trincheras su hijo me enseñaba. Se que usted es un pintor muy famoso y yo apenas comienzo a aprender, pero hice esta pintura de su hijo y él significa tanto para mí que realmente apreciaría que usted la tuviera."

El padre entonces dijo, "¡Claro que sí!" Así que el padre tomó la pintura de su hijo y, a pesar de su crudeza, la enmarcó en el mejor marco que pudo hallar y le dio el lugar principal en su galería.

Unos pocos años después el padre murió y todos los representantes de grandes galerías vinieron a su casa emocionados, esperando comprar de su gran colección. El subastador dijo, "La subasta comenzará con esta pieza." La pieza estaba descubierta, revelando la pintura que el soldado había hecho del hijo del gran pintor.

Todos se rieron y abuchearon, y algunos hasta se enfurecieron, diciendo, "¡Mire, no cruzamos el océano para que nos jugaran una broma! No vinimos aquí para comprar esta baratija! ¡Quite eso de aquí y que comience la verdadera subasta!"

Pero entonces, una voz se alzó desde el fondo; era la voz del joven soldado. "Señor, solo tengo el salario de un soldado, pero esa pintura significa para mi más que cualquier cosa sobre la faz de la tierra. Este era su hijo, y él murió por mi. Sólo tengo ocho libras aquí y unos pocos peniques, pero lo daré todo. No bote la pintura, démela. Trabajaré, haré lo que sea. Sólo por favor deme la pintura."

Fue entonces que el subastador revolcó el martillo y dijo, "Vendido, por ocho libras!"

Todos suspiraron aliviados y dijeron, "¡Finalmente!, ahora que comience la subasta."

Pero el subastador golpeó con su martillo una vez mas y dijo, "¡Esta subasta ha terminado!"

"¡¿Que?! ¿Cómo pudo haber terminado?" Exclamaron los galeristas.

Y el subastador firme dijo, "Ahora debo leer el testamento del padre." Abrió el papel y leyó: "AQUEL QUE TOME A MI HIJO LO RECIBE TODO."

"Y este es el testimonio: Que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.El que tiene al Hijo, tiene la vida (eterna); el que no tiene la Hijo de Dios, no tiene la vida..." (1 Juan 5:11-12)

~ Paul Washer

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