domingo, 21 de noviembre de 2010

¡INFIERNO!




Por: James Smith 1858

"El hombre rico también murió y fue enterrado. En el Infierno, donde fue atormentado, alzó sus ojos y vio Abraham a lo lejos, con Lázaro a su lado. Así que le llamó: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama!" Lucas 16:22-24

¡INFIERNO! ¿Qué es? Es la gran prisión de Dios, donde Sus criminales son confinados. Es el lugar de castigo--donde las deudas del pecado son pagadas. Es la casa de la desesperanza, la residencia de las desesperación, la morada del gusano que nunca muere. Es llamado el lago de fuego, ardiendo con azufre. Es un lugar de terrible tortura, espantosa agonía, y remordimiento atroz del alma. La Esperanza nunca entra allí. El reposo nunca participa allí. La luz nunca brilla allí. ¡Sino que todo es dolor, penumbra, incansable agonía, e indescriptible tormento! ¡Allí hay llanto, gemir, crujir de dientes--por siempre!


¡INFIERNO! ¿Quienes están allí? El hombre rico, en cuya puerta Lazaro yacía, está allí. Judas, que traicionó a Jesús, está allí. Cain, que mató a su hermano, está allí. Demas, quien prefirió el mundo en lugar de Cristo, está allí. ¡El codicioso y los ladrones están allí! ¡El inmoral y los mentirosos están allí! ¡El orgulloso y el vano están allí! ¡Todo el que tomó a la ligera el Evangelio está allí!¡Todo el que negó la gran salvación está allí! ¡Todo el que adoró la bestia Romana esta allí! Y todos están "atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero;y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos.--Y no tienen reposo de día ni de noche!"

¡Muchos, quizás, que tú haz conocido están allí! ¡Algunas de nuestras relaciones también pueden estar allí! ¡Viejos amigos nuestros pueden estar allí. Algunos que vivieron en la misma calle, que se encontraron en el mismo lugar de adoración, y quienes una vez esperamos encontrar en el Cielo--están allí!


¿Quienes son ellos? ¡Porque, por por poco estuvimos ahí nosotros mismos! ¡Yacemos a la entrada del Infierno! ¡Estábamos a pocos centímetros del Infierno! Un repentino accidente, un derrame, una enfermedad--nos habría enviado allí. Sí--pero si no fuera por la gratuita y soberana gracia--Estaríamos NOSOTROS en el Infierno!

"¡No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero"! Apocalípsis 21:27

"¡Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira!" Apocalípsis 22:15

¡INFIERNO! ¿Qué sufren ellos allí? No hay lengua que pueda decir. Ningún bolígrafo puede escribir; ningún corazon puede concebir--lo que las almas perdidas sufren en el Infierno! ¿Quien puede decir lo que la ira sin mezclar, la fiera indignación, la interminable maldición del Todopoderoso Dios es? ¿Quien puede enunciar lo que el pecado merece, y cual sea la obstinada deuda del pecador?


Ellos lloran, gimen, crujen sus dientes. Están atormentados en las llamas eternas. En cada miembro del cuerpo, en cada poder del alma--el perdido en el Infierno sufrirá. Memoria, consciencia, y la imaginación-- ¡incrementará especialmente sus agonías! ¡E irremediable desesperanza hará su perdición indescriptiblemente horrorosa!

¿Qué sufren ellos en el Infierno? ¡Dime! ¡Oh dime--lo que Dios puede justamente infligir, lo que un hombre inmortal puede soportar, lo que las amenazas de la ley violada requieren, y como los demonios pueden añadir a los tormentos de las almas perdidas--y yo te diré lo que ellos sufrirán en el Infierno!

Pero, ¡Oh! ¡que tú nunca lo sepas de tu propia experiencia lo que las almas perdidas deben soportar, y soportar por siempre! ¡Si pudiéramos nosotros levantar el velo que oculta ese espantoso lugar de nuestra vista, y ver por tan solo cinco minutos las agonías de aquellos en el Infierno--nunca olvidaríamos la visión! ¡Nuestra carne temblaría, nuestro cabello estaría de punta en nuestras cabezas, y nuestras almas se paralizarían con horror!


¡INFIERNO! ¿Quienes aún irán allí? ¿Quien? ¡Quizás el lector de estas lineas! ¿Quien? ¡ah, quizás muchos de los que no sospechamos! ¿Irá alguno de nuestros hijos alí? ¿Irá alguno de nuestros hermanos o hermanas allí? ¿Alguno de los miembros de la iglesia irá allí? ¿Alguno de ésta congregación irá allí?

¿Quien irá allí? Todos los mentirosos tienen su parte en el lago que arde con fuego y azufre. Todos los maldicientes, los borrachos--tendrán un lugar apartado en el Infierno para ellos. Toda persona inmoral; todo persona codiciosa y deshonesta--todos hallarán lugar en el Infierno preparado para ellos.

¿Quien irá al Infierno? Todo el que vivió y murió impenitente; "si no os arrepentís--todos pereceréis igualmente!" Todos los incrédulos; pues "el que no creyere--será condenado!" Todos los que están en su estado natural; pues "el que no naciere de agua y del Espíritu--no puede entrar en el reino de Dios."

Sin fe en Cristo, y arrepentimiento hacia Dios; sin amor a Dios y al hombre, la prueba y evidencia del nuevo nacimiento; sin unión con Cristo, y la posesión del Espíritu de Cristo--no hay escape de la ira venidera--¡la persona debe ir al Infierno! ¡Oh consideración solemne! Que el hombre, por tanto, se examine a sí mismo, si está en la fe; que cada hombre y mujer se pruebe a sí mismo, y vean si Cristo está en ellos.

¡INFIERNO! ¿Cuantos escaparán de él? Sólo huyendo hacia Jesús, creyendo en Jesús, y recibiendo el Espíritu de Jesús. Nadie puede salvarnos, sólo Jesús, pues no hay otro nombre bajo el Cielo dado a los hombres, por el cual podamos ser salvos. Jesús ha hecho todo lo que es necesario para salvar nuestras almas del Infierno, y él está listo para poner en nuestra cuenta--lo que El ha hecho a nosotros; siempre que vallamos a él, le imploremos a él, confiemos en él, y comprometamos nuestras almas a él. No necesitamos ir al Infierno, pues Jesús es capaz y está deseoso de salvarnos; y sin embargo debemos ir al Infierno, a menos que apliquemos a él, para ser salvos por él.


Y porque el Infierno es tan espantoso; y los castigos del Infierno son eternos; y una vez perdidos, estamos perdidos irremediablemente--pues nadie puede salvarnos sino Jesús--y como Jesús sólo salvará a aquellos que hagan una petición personal a él--a una, con todo nuestro corazon y toda nuestra alma, ¡apelemos a Cristo! "¡Mirad! he aquí ahora el tiempo aceptable; ¡mirad! he aquí ahora el día de salvación. Entonces "Buscad al SEÑOR mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al SEÑOR, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar." Isaías 55:6-7

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