viernes, 19 de noviembre de 2010

Reflexión: Éste Año


Por la bondad del SEÑOR, se nos ha permitido entrar a otro año, y las mentes de muchos en medio de nosotros no dudarán en ocuparse con planes para el futuro, y con los varios temores de nuestra obra y servicio para el Señor. Sin escatimar algo en nuestras vidas, estaremos comprometidos en muchas cosas--el bienestar de nuestras familias, la prosperidad de nuestros negocios, y nuestra obra y servicio por Cristo, que debe ser considerado el asunto mas importante para ser atendido.

Pero de acuerdo a mi juicio, el punto mas importante para ser atendido es éste: sobre todas las cosas, velad que vuestras almas estén felices en el Señor. Otras cosas pueden tener presión sobre vosotros, y la obra del Señor puede aún clamar urgentemente vuestra atención, pero deliberadamente repito, ¡es de suprema y primordial importancia que busquéis por encima de todas las cosas tener vuestras almas verdaderamente felices en Dios Mismo! Día a día buscad hacer de éste el más importante negocio de vuestra vida. Ésta ha sido mi firme y establecida condición por los últimos treinta y cinco años. Durante los primeros cuatro años de mi conversión, yo no sabia de su vasta importancia, pero ahora, después de mucha experiencia, especialmente encomiendo éste punto a la conciencia de mis más jóvenes hermanos y hermanas en Cristo: el secreto de todo servicio efectivo es tener gozo en Dios, y tener un conocimiento experimental y comunión con Dios Mismo.

¿Pero en que manera lograremos asirnos a ésta felicidad del alma? ¿Cómo aprenderemos a disfrutar a Dios? ¿Cómo obtendremos tan plena y suficiente porción que satisface el alma en Él, que nos capacite a dejar ir las cosas de este mundo como vanas e indignas en comparación? Yo respondo, Esta felicidad ha de ser obtenida a través del estudio de las Sagradas Escrituras. Dios ahí se ha revelado a Si Mismo a nosotros en el rostro de Cristo Jesús.

En las Escrituras, por el poder del Espíritu Santo, El se da a conocer a Si Mismo a nuestras almas... Por lo tanto la más temprana porción del día que podemos disfrutar debe ser consagrada a la meditación de las Escrituras. Nuestras almas deben alimentarse de la Palabra... Este conocimiento intimo y experimental con El nos hará verdaderamente felices. Nada más lo hará. En Dios nuestro Padre y en el bendito Jesús, nuestras almas tienen un rico, divino, imperecedero, eterno tesoro. Entremos pues a la practica posesión de éstas verdaderas riquezas; sí, que los últimos días de nuestro terrenal peregrinaje sean invertidos en una siempre creciente, devota, fervorosa consagración de nuestras almas a Dios.

- George Mueller


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