domingo, 20 de febrero de 2011

Esperando en el Señor por la Venida de Su Hijo



Esperando en el Señor por la Venida de Su Hijo

Una Reflexión de Andrew Murray


"Y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a su Señor" (Lucas 12:36)

"Hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores." (1 Timoteo 6:14-15)

"Os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo" (1 Tesalonicenses 1:9-10)

Esperar en el Dios del cielo, y esperar por Su Hijo del cielo, ambas cosas Dios ha ligado, para que estén juntas, y ningún hombre las separe. El esperar en Dios por Su presencia y poder en la vida diaria será la única verdadera preparación para esperar a Cristo en humildad y verdadera santidad. Esperar que Cristo venga del cielo para llevarnos al cielo, le dará a la espera en Dios su verdadero sentido de optimismo y gozo. El Padre quien en Su propio tiempo revelará a Su Hijo del cielo, es el Dios que, mientras esperamos en Él, nos prepara para la revelación de Su Hijo. La vida presente y la gloria venidera están inquebrantablemente conectadas en Dios y en nosotros.

Muchas veces existe el peligro de separarlas. Siempre es mas fácil involucrarse con la religión del pasado o del futuro que ser fieles en la religión del hoy. Mientras miramos lo que Dios ha hecho en el pasado, o hará en el por venir, la demanda personal del deber presente y de la sumisión presente a Su trabajo puede perderse. El esperar en Dios debe siempre guiarnos a esperar a Cristo como la consumación gloriosa de Su obra. Y esperar a Cristo debe siempre recordarnos del deber de esperar en Dios, como nuestra única prueba de que el esperar a Cristo es algo que hacemos en espíritu y en verdad. Existe tanto peligro en el estar más ocupados con las cosas que vendrán que con Aquel que está por venir. Hay tanta amplitud en el estudio de los eventos futuros para la imaginación y la razón y la ingenuidad humana, que sólo una profunda y humilde espera en Dios puede salvarnos de confundir el interés y placer del estudio intelectual con el verdadero amor por El y por Su aparición. Todos ustedes que dicen que esperan por la venida de Cristo, asegúrense que están esperando en Dios ahora. Todos ustedes que buscan esperar en Dios ahora para que revele a Su Hijo en ustedes, miren que lo hagan como hombres que esperan la revelación de Su Hijo en el Cielo. La esperanza de esa aparición gloriosa les fortalecerá en esperar en Dios para lo que El está haciendo en ustedes ahora. El mismo amor omnipotente que está por revelar esa gloria eterna está trabajando en ti aún ahora para prepararte para ella.

"La esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo" (Tito 2:13), es una de las mayores ligaduras de unión dada a la Iglesia de Dios a traves de las edades. "El vendrá en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron" (2 Tes. 1:10). Entonces todos nos encontraremos y la unidad del cuerpo de Cristo será vista en su divina gloria. Será el lugar de reunión y el triunfo del amor divino. Jesús recibiendo a los Suyos y presentándolos al Padre. Los Suyos viéndole a El y alabando en inexpresable amor aquel bendito rostro. Los Suyos conociéndose unos a otros en el éxtasis del propio amor de Dios. Esperemos, deseemos, y amemos la aparición de nuestro Señor y nuestro Novio celestial. Tierno amor a El y tierno amor entre nosotros es el verdadero y único espíritu nupcial.

Me temo profundamente que esto es algo que se olvida muy a menudo. Un querido hermano en Holanda estaba hablando sobre la expectativa de la fe siendo ésta la verdadera señal de la novia. Yo me aventuré a expresar mis dudas al respecto. Una novia indigna, pronta a casarse con un príncipe, puede sólo estar pensando en la posición y en las riquezas que ella quiere recibir. La expectativa de la fe puede ser algo fuerte, y el amor verdadero estar totalmente ausente. Por eso es el amor en el espíritu nupcial. No es cuando estamos mas ocupados en asuntos proféticos, sino cuando en humildad y en amor estamos aferrándonos cerca a nuestro Señor y a Sus hermanos, que estamos en el lugar de la novia. Jesús se niega a aceptar nuestro amor excepto que éste sea amor a Sus discípulos. Esperar por Su venida significa esperar por la venidera manifestación gloriosa de la unidad del cuerpo, mientras buscamos aquí mantener esa unidad en humildad y amor. Aquellos que aman más son los más preparados para Su venida. El amarse los unos a los otros es la vida y la belleza de Su novia, la Iglesia.

¿Y cómo se lleva ésto a cabo? ¡Amado hijo de Dios! Si vas a aprender correctamente a esperar por Su Hijo del Cielo, vive aún ahora esperando en Dios en el Cielo. Recuerda cómo Jesús vivió siempre esperando en Dios. Él no podía hacer nada en sí mismo. Fue Dios quien perfeccionó a Su Hijo a traves del sufrimiento y luego le exaltó. Es sólo Dios quien puede darte la profunda vida espiritual de uno que está verdaderamente esperando por Su Hijo. Espera en Dios por ello. Esperar a Cristo mismo es, ah, ¡tan diferente de esperar por las cosas que pueden suceder! Lo último es algo que cualquier Cristiano puede hacer; pero lo primero, es algo que Dios debe trabajar en ti cada día mediante Su Santo Espíritu. Por lo tanto, todos ustedes que esperan en Dios, búsquenlo a El para recibir gracia para esperar por Su Hijo del cielo en el Espíritu que es del Cielo. Y ustedes que esperarán por Su Hijo, esperen en Dios continuamente para que revele a Cristo en ustedes.

La revelación de Cristo en nosotros, cómo le es dada a aquellos que esperan en Dios, es la verdadera preparación para la completa revelación de Cristo en gloria. Es Cristo en nosotros quien es la esperanza de gloria.

"¡En Dios solamente espera mi alma!" (Salmo 62:1)

REFLEXIÓN
Una preocupación con el fin de los tiempos es un error común de muchos Cristianos de nuestro día, e inevitablemente nos distraerá de un servicio fiel y de santa espera en Dios como Él quiere de nosotros en el aquí y ahora. "Todos ustedes que dicen que esperan la venida de Cristo, asegúrense de que están esperando en Dios ahora."


~Andrew Murray




lunes, 7 de febrero de 2011

Qué Orar


Qué Orar



Más de una vez he escuchado a Cristianos decir que no pueden orar largamente hasta que sienten que ya no tienen cosas por las cuales orar. No saben por qué más orar. Ciertamente, aprender experiencialmente a orar es un proceso y requiere la ayuda del Espíritu Santo. Uno debe ser enseñado por Dios a realmente orar.

Pero existen grandes ayudas en la Biblia acerca de qué orar y qué pedir. Las oraciones de Pablo son excelentes ejemplos para nosotros en ese aspecto. Pablo, desde el principio de su conversión, oraba. Lucas, en el libro de los Hechos, dice de Pablo, "He aquí, él ora."

En Colosenses 1, vemos un ejemplo de lo que él específicamente oraba por los Cristianos de Colosas. Sin duda, él oraba estas peticiones especificas para si mismo regularmente, de la misma manera que las oraba por las mismas iglesias que él amaba y nutría.

Cuando examinas la oración de Pablo en Colosenses 1:12, estás teniendo acceso al oratorio secreto de Pablo, viendo lo que Dios puso en su corazón para orar. ¿Que oraba Pablo por otros? ¿Qué clase de cosas pedía Pablo en la oración?

1."que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual" -vs.9

2. "para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo" -vs. 10

3. "llevando fruto en toda buena obra" -vs. 10

4. "y creciendo en el conocimiento de Dios" - vs. 10

5. "fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria" - vs. 11

6. "para toda paciencia y longanimidad; con gozo" - vs. 11


La oración de Pablo no era-- "Señor, bendice a los Corintios; provee a sus necesidades; guíalos, dirígelos, ayúdalos, anímalos" --no hay nada malo en orar de esta manera por los demás, cuando tu corazón es serio y claro y sabe lo que esas cosas significan. Pero nos metemos en un circulo de oración con nuestras palabras, diciendo las mismas cosas a menudo una y otra vez, sin realmente estar frescos y sintonizados con el Señor.

Recuerdo el primer año luego de mi conversión, habían 2 hombres en nuestra iglesia que siempre dirigían la oración matutina y vespertina en la iglesia antes de que el plato de las ofrendas fuera pasado. Ambos siempre parloteaban la misma oración semana tras semana--

"Señor, te damos gracias por tus bendiciones; oramos que bendigas este don y al dador; perdona todos nuestros pecados--dirige, guía y encaminanos, en Tu nombre oramos--amen."

Ahora, estos eran buenos hombres que parecían sinceros. Pero se hacia obvio que ellos no tenían ni idea acerca de la realidad de la oración y de lo que significaba aferrarse a Dios e implorar Sus promesas.

Cuando miras el contenido de las oraciones de Pablo, resulta increíble las cosas por las que él oraba. ¿Oramos de esa manera por nosotros y por otros regularmente?


-Quiero ser lleno del conocimiento de tu voluntad

-Quiero crecer en entendimiento espiritual y en sabiduría

- Quiero agradarte en todo

- Fortaléceme con todo poder

- Permíteme crecer en un verdadero conocimiento de Ti

- Hazme fructífero en toda obra

- Llévame a tener una real longanimidad y paciencia y gozo sin límites


Engordemos nuestras oraciones; crecientemente oremos la Palabra, oremos los Salmos, y las oraciones de los santos encontradas en las Escrituras, y las oraciones de Pablo halladas en sus epístolas. Nunca debemos leer las cartas de Pablo sin orar esas oraciones para nosotros mismos y para los santos con los cuales caminamos.

Cuando las oramos, estamos orando la perfecta mente y voluntad de Dios. Estamos orando por la mas grande y posible realidad y estamos creciendo en nuestro entendimiento y capacidad en relación a la oración.

Señor, enséñanos a orar, como enseñaste a Pablo.

~ Mack Tomlinson


jueves, 3 de febrero de 2011

CÓMO PASAR EL DÍA CON DIOS


CÓMO PASAR EL DÍA CON DIOS

Richard Baxter

Una vida santa es propensa a hacer más fácil cuando sabemos la secuencia y método de nuestras responsabilidades con todas las cosas acomodándose en su lugar apropiado. Por lo tanto, os daré algunas breves directrices para pasar el día de una manera santa.

El Dormir

Mide apropiadamente el tiempo de tu sueño de manera que no malgastes tus preciosas horas de la mañana de forma lenta y pesada en tu cama. Que el tiempo de tu sueño se corresponda con tu salud y trabajo, y no con el placer perezoso.

Primeros Pensamientos

Haz que Dios tenga tus primeros pensamientos al despertarte; levantad vuestros corazones a Él de manera reverente y con acción de gracias por el descanso disfrutado la noche anterior y entregaos vosotros mismos a Él por el día que continúa. Familiarízate de manera tan consistente con esto que tu conciencia pueda inspeccionarte cuando los pensamientos comunes se entrometan de primeros. Piensa en la misericordia del descanso de una noche y de cuántos han pasado esa noche en el Infierno; cuántos en prisión; cuántos en alojamientos fríos y duros; cuántos sufriendo de dolores y enfermedades agonizantes, cansados de sus lechos y de sus vidas. Piensa en cuántas almas fueron llamadas de sus cuerpos esa noche para aparecer aterrados ante Dios y, ¡piensa en cuán rápidamente pasan los días y las noches! ¡Con cuánta rapidez se fue tu noche pasada y vendrá tu día de mañana! Pon atención de aquello que le está faltando a tu alma en preparación para tal tiempo y búscalo sin demora.

Oración

Que la oración que haces a solas (o con tu cónyuge) tome lugar antes de la oración colectiva de la familia. Si es posible que sea de primero, antes que cualquier trabajo del día.

Adoración en Familia

Que la adoración en familia se realice de manera consistente en un momento cuando sea más probable para la familia el estar libre de interrupciones.

Propósito último

Recuerda tu propósito último, y cuando te dispongas para tu día de trabajo o emprendas cualquier actividad en el mundo, que la SANTIDAD AL SEÑOR esté escrita en vuestros corazones en todo lo que hagan. No hagas ninguna actividad sobre la cual no puedas dar derechos a Dios, y di verdaderamente que Él te ha establecido en ello, y no hagas nada en el mundo para ningún otro propósito último que no sea agradar, glorificar y disfrutar de Él. “Hacedlo todo para la gloria de Dios.” – 1 Corintios 10:31.

Diligencia en Vuestro Llamado

Dedícate a las tareas de tu llamado de manera cuidadosa y diligente. De esta forma: Mostraréis que no sois perezosos ni siervos de vuestra carne (como aquellos que no pueden negarla con facilidad), y así fomentarás el poner a la muerte todos los deseos y pasiones carnales que son alimentados por la facilidad y la holgazanería.

Mantendrás alejados los pensamientos ociosos de tu mente, que pululan en las mentes de las personas frívolas.

No perderás tiempo precioso, algo de lo cual las personas frívolas son culpables diariamente.

Estarás camino de obedecer a Dios mientras que los perezosos se encuentran en constantes pecados de omisión.

Puedes tener más tiempo para pasarlo en deberes santos si te dedicas a tu ocupación de manera diligente. Las personas frívolas no tienen tiempo para la oración y la lectura porque pierden tiempo vagando en su trabajo.

Puedes esperar la bendición de Dios y su provisión confortable tanto para ti como para tu familia.

Esto también puede estimular la salud de tu cuerpo el cual incrementará su competencia para el servicio de vuestra alma.

Las Tentaciones y las Cosas que Corrompen

Mantente totalmente al corriente de tus tentaciones y de las cosas que puedan corromperte – y vigílalas durante todo el día. Debieses vigilar, de manera especial, las cosas más peligrosas que corrompen, y aquellas tentaciones que tu compañía o negocio inevitablemente pondrán ante ti.

Vigila los pecados dominantes de la incredulidad: la hipocresía, el egoísmo, el orgullo, la complacencia de la carne y el amor excesivo por las cosas terrenales. Ten cuidado de ser arrastrado hacia la mentalidad mundana y a las preocupaciones excesivas, o de planes codiciosos para descollar en el mundo, bajo la pretensión de diligencia en tu llamado.

Si has hacer tratos o comerciar con otros, sé vigilante en contra del egoísmo y todo lo que huela a injusticia o falta de caridad. En todos tus tratos con otros, mantente vigilante contra la tentación de la charla vacía y frívola. Vigila también a aquellas personas que te tentarán a la ira. Mantén la modestia y la limpieza del lenguaje que requieren las leyes de la pureza. Si conversas con aduladores, mantente en guardia contra el orgullo hinchado. Si conversas con aquellos que te desprecian y hieren, fortalécete en contra del orgullo vengativo e impaciente.

Al principio estas cosas serán muy difíciles, mientras el pecado tenga alguna fuerza en ti, pero una vez que hayas alcanzado una conciencia continua del peligro venenoso de cualquiera de estos pecados, tu corazón los evitará fácilmente y de buena gana.

Meditación

Cuando te encuentres solo en tus ocupaciones, mejora el tiempo con meditaciones prácticas y benéficas. Medita en la bondad y en las perfecciones infinitas de Dios; en Cristo y la redención; en el Cielo y en cuán indigno eres de ir allí y cómo mereces la miseria eterna en el Infierno.

El Único Motivo

Cualquier cosa que estés haciendo, acompañado o solo, hazlo todo para la gloria de Dios (1 Corintios 10:31). De otra forma, es algo inaceptable para Dios.

Redimiendo el Tiempo

Asígnale un gran valor a tu tiempo, sé más cuidadoso de no perderlo como lo eres de no perder tu dinero. No dejes que las recreaciones sin valor, la televisión, la charla frívola, la compañía poco provechosa, o el sueño, te roben tu precioso tiempo.

Sé más cuidadoso en escapar de esa persona, acción o curso de vida que te robaría tu tiempo de lo que serías en escapar de ladrones y asaltadores.

Asegúrate que no estés meramente ocupado, sino más bien que estás usando tu tiempo en la manera más provechosa que puedas y no prefieras un camino menos provechoso ante uno de mayor provecho.

Comer y Beber

Come y bebe con moderación y agradecimiento por la salud, no por placer sin provecho. Nunca complazcas tu apetito por la comida o la bebida cuando sea propensa a perjudicar tu salud. Recuerda el pecado de Sodoma: “He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas” – Ezequiel 16:49.

El Apóstol Pablo lloraba cuando mencionaba a aquellos “enemigos de la cruz de Cristo… el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal” – Filipenses 3:18-19. Porque si vivís conforme a la carne, moriréis (Romanos 8:13).

Pecados Predominantes

Si alguna tentación prevalece en tu contra y caes en cualquier pecado además de las fallas habituales, laméntalo inmediatamente y confiésalo a Dios; arrepiéntete rápidamente cualquiera que sea el costo. Ciertamente que te costará más si continúas en el pecado y permaneces sin arrepentirte.

No trates de manera trivial tus fallas habituales, sino confiésalas y lucha contra ellas diariamente, teniendo cuidado de no agravarlas por la falta de arrepentimiento y el desprecio.

Relaciones

Acuérdate cada día de las obligaciones especiales de las varias relaciones: sea como esposos, esposas, hijos, jefes, siervos, pastores, magistrados, súbditos. Recuerda que toda relación tiene su responsabilidad especial y su ventaja para hacer algún bien. Dios requiere tu fidelidad en este asunto lo mismo que en cualquier otro deber.

Cerrando el Día

Antes de regresar a dormir, es sabio y necesario revisar las acciones y bendiciones del día que ya va pasando, para que podáis estar agradecidos por todas las misericordias especiales y humildes por todos tus pecados.

Esto es necesario para que puedas renovar tu arrepentimiento lo mismo que vuestra resolución de obedecer, y para que podáis examinaros vosotros mismos para ver si vuestra alma se hizo mejor o peor, si el pecado ha bajado y la gracia ha subido y si estáis mejor preparados para el sufrimiento, la muerte y la eternidad.

Que estas directrices puedan grabarse en tu mente y que se hagan la práctica diaria de tu vida.

Si te adhieres con sinceridad a ellas, te conducirán a la santidad, la fructificación y la quietud de tu vida y te añadirán una muerte confortable y pacífica.

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails