Por: Roy Daniel
La Tragedia de Van Staden:
Cuando yo era un niño, un amigo mío se suicidó. He llorado pensando cuán diferente podría haber sido, si él hubiera sabido el contenido de este folleto. Es demasiado tarde para decírselo a él, ¡pero te puedo decir a ti! Otro amigo mío vive cerca del puente que se llama Van Staden. Él es tan pobre que no puede arreglar su único coche. Hace unos meses, recibió un mensaje de texto, en su celular, de su hijo mayor. Decía: “La tercera vez tengo suerte, voy a saltar.” El padre no tenía coche para manejar, y a pesar de los problemas de su corazón, corrió con todas sus fuerzas hacia el puente. Estaba corriendo por la N2, cuando otro amigo mío paró su vehículo y le preguntó a Johan: “¿Qué pasó?” En su desesperación, subió al carro y dijo: “Mi hijo está saltando del Van Staden - ¡Ve! ¡Ve!” Aceleró por la carretera. El hijo no estaba allí, por ninguna parte. Una anciana, con el rostro pálido, estaba parada allí, y dijo, con una voz espantada: “Un joven acaba de saltar desde el puente.” Otro amigo mío me dijo después que nunca había visto a un hombre, gritar y llorar, como el padre hizo por su hijo perdido. El cuerpo estaba aplastado en una roca que había debajo. Algunos mueren así, otros mueren en accidentes de tráfico, de enfermedad o vejez. Nadie sabe cúando va a morir. ¿Estás listo?
¿Sabías que la mayor prueba de si tú eres un cristiano verdadero o no, es el amor? Lo temeroso es que, ir a la iglesia, hacer rituales religiosos, tener experiencias increíbles (como ser sanado), tener sentimientos de alegría o aun llorar mientras estás cantando acerca de Dios, no prueban que tú conoces o amas a Jesús. La Biblia dice: “Pero si alguno ama a Dios, es conocido por Él.” (1 Corintios 8:3). ¡Si no amas a Dios, entonces Dios no te conoce, y tú no lo conoces!
A continuación se presentan las historias de dos personas - una mujer gorda y un niño. Hazte la pregunta: ¿Cuál amó a Jesús?
La Mujer Gorda:
Un hombre fue a una fiesta elegante de disfraces, vestido como un diablo. En camino hacia la fiesta, fue atrapado en una tormenta. El único lugar de seguridad era una iglesia. Fue un domingo, y la gente estaba sentada en el culto. El hombre se olvidó que estaba vestido como un diablo. Por lo tanto, estaba sorprendido de ver a la gente gritando y corriendo con temor. Una mujer gorda no podía irse por causa de la huída desesperada de los otros. Se aferró a una columna y se dirigió al hombre: “Por favor, no me hagas daño. Tú sabes, y yo sé, que siempre estábamos en el mismo equipo.”
Muchas personas se ríen de esa historia, pero es evidente que sus propias vidas, o muchas áreas de su vida, están en el lado de Satanás. Ellos miran las películas de Satanás y escuchan a la música de Satanás. Ellos se hacen amigos de los hijos de Satanás y utilizan el lenguaje de Satanás. Se llaman a sí mismos “cristianos”, pero, ¡no aman a Jesús! Son hijos del Diablo que dicen ser hijos de Dios.
El Niño:
En un estado soviético, un niño pequeño y su padre fueron enfrentados por soldados armados. Los soldados forzaron al padre a tomar una decisión: “Si niegas a Jesucristo, entonces los dejaremos ir, pero si rehúsas, vamos a desollar a tu hijo enfrente de tus ojos.” El niño miró a su padre y le dijo: “Padre, si tú niegas a Cristo, yo me avergonzaré de ti.” El niño fue desollado, y murió.
¿Niegas a Cristo en cosas ‘pequeñas’ como los programas que ves en la tele? Si lo haces, ¡ciertamente le negarías enfrentado con rifles! La Palabra de Dios promete que si niegas a Cristo, Él te negará cuando venga a juzgar al mundo.
Esas dos historias realmente sucedieron. Hay algo más que realmente va a pasar, y eso es el DIA DE JUICIO. Después de la muerte, Dios va a juzgar a CADA persona, (inculeyéndote a ti), y el juicio no va a basarse en los estándares tuyos. A través de la vida, la gente piensa acerca de muchas cosas: El dinero, la familia, la diversión, los placeres del mundo, y más, pero muy pocos de ellos toman en serio qué va a pasar después de la muerte. ¡Eso cambiará en un solo segundo, después de que suene el silbato final! Cuando tu cuerpo esté acostado en un ataúd, tu alma estará afrontando el Juicio de Dios. La pregunta, entonces, no será: “¿Ganaba mucho dinero?”, ni tampoco: “¿Tenía la esposa más bonita?” No, la única pregunta será: “¿ESTOY BIEN CON DIOS?”
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