jueves, 9 de septiembre de 2010

Un Corazón Quebrantado y El Pecado del Orgullo

El siguiente es un artículo que mi querida hermana Joy Courville compartió ayer a través de su perfil de Facebook, fue una bendición para mi vida.

“Probablemente sería una buena idea leer esto de rodillas… y leerlo de manera regular”. –Joy Courville



Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.” Salmos 139:23-24

Un Corazón Quebrantado y El Pecado del Orgullo

Cuando Dios me ha dado un corazón quebrantado me sobrecoge el sentimiento de mi propia necesidad espiritual.

Cuando vivo una vida Cristiana quebrantada, hay un espíritu de compasión en mi vida porque puedo perdonar mucho, pues sé cuanto he sido por Él perdonado. Siempre estimo a otros más que a mí mismo.

Cuando sirvo a Dios con un corazón roto tengo un espíritu dependiente y reconozco mi necesidad de otros.

Cuando sirvo a Dios con una vida quebrantada, he aprendido el secreto de negarme a mí mismo.

Cuando mi corazón está roto delante de Dios, tengo una motivación de servir a otros. Soy motivado a ser fiel a Dios, y hacer de otros un éxito.

Cuando mi corazón esta quebrantado delante de Dios, tengo un profundo deseo de promover otros creyentes. Tengo un sentido de mi propia indignidad. Y me maravilla que Dios pueda usarme en cualquier tipo de ministerio o en cualquier tipo de compañerismo. Siempre estoy deseoso de que otros obtengan el crédito. Y cuando mi corazón esta quebrantado, me regocijo, cuando otros son levantados. Y nunca me defiendo a mí mismo.

Cuando mi corazón esta quebrantado delante de Dios, tengo una actitud de corazón que dice “No merezco ser parte de esta comunidad. Sé que no tengo nada que ofrecer a Dios, excepto la vida de Cristo que está fluyendo a través de mi vida quebrantada.”

Y cuando estoy quebrantado delante de Dios, soy tan humillado por todo lo que aun tengo que aprender, no estoy preocupado por mi propia vida, y estoy dispuesto a tomar el riesgo de ser vulnerable, y estar cercano a otros, y abrir mi vida a amar a otras personas.

Y cuando sirvo a Dios con un corazón quebrantado, siempre tomo mi responsabilidad personal. Y puedo ver donde he hecho mal, en cualquier tipo de situación.

Y cuando estoy quebrantado delante de Dios siempre recibo las críticas, con un espíritu humilde y abierto. No estoy preocupado, me preocupa ser real. Y lo que a ellos le preocupa y lo que le importa a aquellos que están quebrantados, no es lo que otros piensen, sino lo que Dios sabe sobre ellos. Y estoy dispuesto a morir a mi propia reputación.

Y cuando vivo una vida Cristiana quebrantada, estoy dispuesta a ser abierta y transparente con otros, como Dios me dirija. Y cuando estoy quebrantado delante de Dios, no me preocupa lo que alguien sepa o descubra sobre mí. Estoy dispuesto a ser expuesta porque no tengo nada que perder en mi relación con Dios.

Así, que cuando sirvo a Dios con un Corazón quebrantado, estoy siempre presto a admitir mis fallas, y quiero buscar el perdón, siempre que sea necesario.

Cuando vivo una vida Cristiana quebrantada, y estoy bajo la convicción del Espíritu de Dios, soy capacitado para reconocer las especificaciones sobre mi pecado. Me duele la causa de mi pecado, y me duelo en la raíz de mi pecado.

Y cuando estoy quebrantado delante de Dios, me arrepiento real y genuinamente sobre mi pecado, y la evidencia en el hecho es que quiero abandonar ese pecado.

Cuando vivo una vida Cristiana quebrantada, quiero tomar la iniciativa para reconciliarme cuando ha habido un malentendido, o un conflicto de cualquier tipo de relación. Quiero correr a la cruz, quiero saber si puedo llegar allí de primero no importa que tan mala haya sido la otra persona.

Y cuando soy quebrantada delante de Dios, me comparo a mi mismo con la santidad de Dios. Siento la necesidad desesperada de la misericordia y gracia de Dios. Siempre quiero caminar en la luz.

Y cuando sirvo a Dios con un espíritu quebrantado, me doy cuenta de que tengo la necesidad de una constante limpieza de Corazón y de arrepentimiento.

Y cuando estoy quebrantado delante de Dios, continuamente siento mi necesidad de un encuentro fresco con Dios su Santo Espíritu.


Pero cuando hay orgullo en mi vida como cristiano, siempre me enfoco en los fracasos de otros cristianos y de otras comunidades.

Cuando hay orgullo en mi vida, tengo un espíritu muy farisaico. Tengo un espíritu crítico. Tengo un espíritu que busca las faltas. Y miro las faltas de todos a través de un microscopio, pero siempre veo las propias a través de un telescopio. Y siempre miro por encima del hombre las vidas de otras personas.

Cuando hay orgullo en mi vida tengo un espíritu independiente y auto-suficiente. Protejo mi tiempo, intento proteger mi reputación y mis derechos como Cristiano, y me enfoco en las deficiencias de otros Cristianos.

Cuando hay orgullo en mi vida quiero ser servido por otros Cristianos. Tengo un deseo de…ser exitoso, quiero promover y avanzar mi propia vida.

Y cuando esta el pecado de orgullo en mi vida, tengo este afán, quiero ser apreciado, quiero ser reconocido, me ofende y soy herido cuando otros Cristianos son promovidos, y a mí me han pasado por alto, por lo que he hecho.

Cuando hay orgullo en mi vida, tengo esta actitud interna, y esto es lo que he dicho, que esta comunidad es muy privilegiada de tenerme a mí y mis dones y todo lo que pienso que puedo hacer para Dios

Y cuando hay orgullo en mi vida estoy confiado, de lo mucho que he aprendido de las Escrituras, y que tanto he avanzado en mi relación con Dios.

Y cuando hay orgullo en mi vida, siempre mantengo la distancia con las personas.

Cuando hay orgullo en mi vida, quiero culpar a otras personas.

Cuando hay orgullo en mi vida, nadie se me puede acercar.

Cuando hay orgullo en mi vida, estoy a la defensiva cuando soy criticado por otros Cristianos.

Y cuando hay el pecado de orgullo en mi vida, me preocupa tanto ser respetable, me preocupa lo que otras personas piensen de mí, e intenta proteger mi imagen y mi reputación.

Y cuando hay orgullo en mi vida me encuentro muy difícil compartir mis necesidades espirituales.

Cuando hay el pecado de orgullo, quiero asegurarme de que nadie se dé cuenta que he pecado. y trato de cubrir el pecado. Y tengo este instinto de tratar de no revelarlo.

Y cuando hay orgullo en mi vida siempre quiero asegurarme que nadie más se entere de cuando he pecado, e intento cubrirlo. Y encuentro muy muy difícil decir “¿sabes, estoy equivocado, me podrías perdonar?”

Cuando hay orgullo en mi vida, me preocupa las consecuencias de mi pecado, me siento arrepentido por mi pecado, pero simplemente porque he sido descubierto, que he pecado ante Dios y ante los hombres.

Y cuando hay orgullo en mi vida, siempre espero que otros vengan y me pidan perdón, cuando hay algún malentendido o conflicto, en mi relación con Dios.

Cuando hay orgullo en mi vida intento compararme a mi mismo con otros Cristianos, y con otros creyentes y otras comunidades. Y siempre pienso que soy mejor que ellos.

Cuando hay orgullo en mi vida estoy siego. Me hago siego a la condición de mi propio corazón.

Cuando hay orgullo en mi vida no pienso que haya nada en mi vida de lo que me tenga que arrepentir. No pienso que necesite un avivamiento. Oh, pero estoy tan seguro de que todos los demás necesitan avivamiento cuando estoy en mi relación con Dios.

-Lo anterior fue transcrito de un mensaje dado por Gerhard Du Toit titulado “Principios para la Vida Ungida de Oración”


2 comentarios:

luz Mary dijo...

Hola buenas noches que buen artículo, siento que el orgullo a convivido conmigo y ahora quiero arrancarlo de mi. gracias por tu blogger.

Karen dijo...

Hola Luz Mary, gracias por tu comentario. Amén! Que maravilloso es cuando el Señor refina y confronta nuestros corazones con la verdad de su palabra, que Él nos ayude a ser siempre sensibles a la voz de su Espíritu para vivir como Él quiere que vivamos haciendo las obras a las que hemos sido llamados en Cristo Jesús.
El Señor te bendiga y te guíe en Su voluntad!

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