Por: James Smith, 1859
traduccion de: Karen Villarreal Z
La otra noche escuché a un pobre niño llorar amargamente, y su insensible madre estaba muy enojada; hasta que en un fuerte tono ella gritó, "¡¿Qué es lo que quieres!?" No hacia falta gran discernimiento para saber lo que el pequeño necesitaba. Era obvio, y yo se lo podía decir.
Tenia hambre --y queria alimento;
Mientras reflexionaba, pensé que ese niño era la imagen de un pecador que ha sido despertado; y las necesidades del primero --se asemejan a las necesidades del otro. Quizás un pobre, temeroso, y atribulado espíritu, pueda leer estas lineas, conociendo escasamente sus propias necesidades; o el ojo de alguien puede posarse sobre aquellos que tienen un amigo, un pariente, en una baja, depresiva y afligida condición -- y estar listo para preguntarles, "¿Que es lo que quieres?" Si es así, puedo decirte, como en el caso anterior, lo que el pobre quiere es--
Tenía frio --y queria diferentes vestidos;
Estaba sucio --y queria ser limpiado;
Y estaba fatigado --y queria descanso.
ALIMENTO. Alimento para el alma. Ha sido acelerado por el Espíritu Santo, y tiene un apetito por la provisión espiritual. Se siente un anhelo profundo en el interior, que nada puede satisfacer, sólo el pan de vida. Cristo, en su persona, Cristo en su obra, y Cristo en su amor y poder --debe ser el alimento del alma. Leer de Cristo, pensar en Cristo, y tener comunión con Cristo --es alimentarse de Cristo; y alimentarse de Cristo revive, refresca, y satisface el alma.
El pobre, tímido, e inseguro hijo de Dios es propenso a la irritabilidad; quiere hacer realidad su interés en Cristo, disfrutar la presencia de Cristo, y sentir el dulce poder coercitivo del amor de Cristo. El pueblo de Dios debe estar bien alimentado. Hay abundancia de alimento en la Palabra de Dios, y en la casa de nuestro Padre siempre debe haber pan suficiente y de sobra. Que los siervos del Señor coloquen siempre suficiente del pan de vida en la mesa del Señor, que si alguno de los pródigos que han comenzado a estar en necesidad entrare --pueda comer y ser satisfecho. Y cuando sea que encontremos a alguno de los hijos de Sion, preocupado, llorando, y gimiendo --podamos darles un poco de este pan para que coman y bendigan al Señor.
No sólo quieren alimento, sino--
VESTIDO. Por naturaleza estamos vestido en trapos de inmundicia; una vez despertados, tratamos de vestirnos a nosotros mismos con hojas de higuera, o algo por igual inadecuado. Pero somos rápidamente turbados con frío, y nos avergonzamos de aparecer en publico. El solo pensamiento de estar ante la presencia de Dios vestidos con nuestra propia justicia, nos llena de temor, y nos hace clamar, "¡Miserable hombre de mi!" No solo sufrimos de temor --sino que comenzamos a desear parecer por lo menos decentes, luego concordes, y al fin gloriosos.
Cuando percibimos la belleza del perfecto manto de justicia de Cristo, y la consoladora naturaleza de las vestiduras de salvación, queremos poseérlas, vestirlas, y usarlas. Y como ellas son provisión para el pobre, el destituido y el desnudo --surge un a esperanza de que las podemos poseer. Entonces aplicamos para ellas, somos vestidos con ellas, y nos sentimos felices en ellas. Ahora nos gozamos en el Señor, y nuestras almas están gozosas en nuestro Dios. Ya no lloramos, o nos quejamos, o suspiramos; ¡pues estamos abrigados, pacíficos, y seguros!
Nuestras vestiduras no solo nos protegen del frío --¡también nos adornan! No solo nos adornan --sino que nos justifican.
¡Acongojado penitente! ¡ven al armario de la Gracia Gratuita y sé vestido! ¡Pecador desnudo! ven a Jesús, y él...
no solo cubrirá --sino que vestirá;
no solo vestirá --sino que adornará;
no sólo adornará --¡sino que te hará glorioso!
Creyente, vístete siempre en tus mejores ropas. Delante de Dios, viste sólo la justicia de Jesús. Ante los hombres, muéstrate en las vestiduras de santificación, o exhibe las obras y gracias del Espíritu.
No sólo quieren vestido, sino--
LIMPIEZA.El Señor nunca pone el lino fino de la justicia de Su Hijo sobre un sucio pecador--simplemente para encubrir su contaminación, y su vergüenza; ¡sino que él limpia cuando viste! En la fuente que se abre para el pecado y la suciedad, por su palabra y por su Espíritu--él hace limpio al contaminado pecador; y él viste y adorna a aquellos a quienes él ha limpiado.
No solo eso--sino que sin importar cuan sucia el alma halla sido en sus hábitos, gustos, y caminos --ella bebe a la vez, odio por toda la inmundicia, y amor por todo lo que es justo, puro y amable.
No somos limpiados de una vez por todas--pero la fuente siempre está abierta, ¡la cuenca esta siempre llena!Y como a diario necesitamos limpieza--podemos lavarnos diariamente y ser limpios.
Nuestra túnica de bodas nunca necesita ser lavada--pues nunca se ensucia, jamás ha sido hallada mancha alguna en ella; pero nuestra persona y nuestro vestido diario necesitan lavado continuo--y debemos lavarlos y hacerlos blancos en la sangre del Cordero.
¡Oh preciosa fuente que...
limpia de todo pecado,
borra toda mancha,
remueve toda suciedad,
hace al mas contaminado--tan limpio y tan puro como un santo ángel!
¡Vengan entonces, pobres, contaminadas, y sucias almas, vengan a la fuente! ¡Vengan, lávense que él limpia!
¡Ven, diariamente, y lava tus manchas diarias!
¡Ven, pues eres bienvenido!
¡Ven, pues el Señor desea que vengas!
¡Ven, se limpio, se vestido, se alimentado!
No solo quieren limpieza --sino--
DESCANSO. Los pequeños del Señor quieren descanso. Agobiados con culpa, cargados con preocupaciones, y debilitados con pesares--están fatigados. Cansados del mundo. Cansados del pecado. Cansados de estribar en la ley. Cansados de vivir en las cáscaras. Cansados de sí mismos. Cansados de casi todo--necesitan descanso. Han tratado de hallar descanso en los deberes, en las ordenanzas, en algo dentro de ellos; pero han sido dolorosamente decepcionados. No hay descanso para un pecador despierto, en ningún lugar fuera de Cristo. Él no puede descansar hasta que se de cuenta que está a salvo.
¿Podrá el homicida descansar mientras es perseguido por el vengador de la sangre? ¿Podrá descansar el portero mientras lleva la pesada carga sobre su espalda? ¿Podrá descansar el excavador mientras trabaja en el suelo rocoso? Mucho menos podrá un pecador descansar--mientras teme la ira de Dios; mientras sienta la culpa del pecado, o estribe en guardar la ley. Pero al venir a Jesús--él remueve la carga, le rescata de las demandas de la ley, y satisface las demandas de la justicia.
Ninguna cama terrenal fue alguna vez mas suave para el cansado cuerpo del obrero--cómo lo son la obra perfecta y la preciosa promesa de Jesús al pobre pecador condenado por la ley. "Ven," él dice, "venid a mi, todos los que estáis cansados y cargados, y Yo les daré descanso."
Y Su descanso es glorioso.
Su descanso es permanente.
Su descanso es dulce.
¡Cansado pecador, ven, Oh ven a Jesús, y hallarás descanso--descanso para el alma, descanso eterno!
Si el acongojado pequeño, que inspiró éstos comentarios hubiese sido alimentado con saludable alimento, vestido con adecuadas y suficientes vestiduras, limpiado de su suciedad, y acostado en una cálida y suave cama--su llanto hubiese terminado, y su descanso hubiese sido el mas dulce.
De la misma manera, pecador, será contigo--si vienes a Jesús.
Él te alimentará--y dará provisión a tu alma.
Él te vestirá--de tal manera te vestirá, que no envidiarás ningún ángel.
Él te limpiará--y te hará perfectamente limpio.
Él te dará descanso--dulce, tranquilizador, refrescante descanso, tal como el cansado y acongojado bebito disfruta mientras sueña en el suave regazo de su amorosa madre.
¡A Jesús entonces! ¡Apresurense a Jesús--todas ustedes, hambrientas, desnudas, sucias,y cansadas almas!
¡Apresurence a Jesús entonces--y Él, en una palabra, les bendecirá con toda bendición, y salvará con eterna salvación!
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